Crecimiento profesional bajo seudónimo

Entre los presentes se encontraban Víctor Hugo, quien sugirió que cambiara su nombre por el de Esmeralda, protagonista de su novela Notre Dame de París, y la misma reina Isabel, quien además de proponer que adoptara el apellido Cervantes en honor del escritor, la nombró arpista de cámara. Amadrinada por la duquesa de Montijo, ofreció conciertos a la realeza europea en diversos países como Inglaterra o Portugal.

Ese mismo año participó en el último concierto de Liszt en Roma, que diría en referencia a ella: “Es la primera vez que escucho el arpa”. También tocó para Wagner, quien aseguró que era un genio. En 1876, tras actuar en Madrid ante la familia real, marchó a Brasil, donde el Emperador la nombró arpista real.

Primeras incursiones en la prensa

Tras un largo viaje por Latinoamérica, se estableció en París, donde editó La Estrella Polar (1878), un periódico literario del que solo se publicó el primer número. Era, quizás, su primera incursión en el periodismo. En estos años realiza colaboraciones para varias publicaciones como La Moda elegante y La Ilustración de la mujer. En sus columnas trata temas de crítica social, musical, literaria y crónicas de sus viajes.

En 1885 fundó en Barcelona la Academia de Ciencias, Artes y Oficios, institución dedicada a la educación de la mujer.

Según cita la arpista, el motivo que la llevó a su creación fue la perseverancia con que se trabajaba para perfeccionar la instrucción de la mujer en Europa y América, para el mejor desempeño de sus deberes naturales y para libertarla de la esclavitud a que la condenaba la ignorancia y la falta de recursos propios.

Muchas de estas ideas se plasman en la revista El ángel del hogar, donde también colaboró Patrocinio de Biedma. La Academia llegó a contar con 270 alumnas, triunfando de este modo en el ámbito logístico pero no así en el económico, por lo que no tardó en fracasar.

Recorriendo el mundo

Se trasladó a Brasil en 1886, donde fundó conservatorios de música, una escuela de arpa y escribió en la prensa. Fue vicepresidenta de la Alianza Universal de Mujeres por la Paz y casó en 1895 con el millonario Oscar Grossman. Durante los siguientes 30 años trabajó como docente y ofreciendo conciertos para la alta sociedad en Rusia, Alemania, Puerto Rico, Brasil, etc.

Estuvo en Constantinopla como profesora de las sultanas del harén y aprovechó su estancia para estudiar las costumbres, educación, literatura y artes turcas.

Realizó un trabajo sobre la educación de la mujer en Turquía, presentado en la Exposición Universal Colombina de Chicago en 1893. Admirada por su erudición y profundidad de observación, según la señorita Cervantes, la mujer turca ocupó en la civilización un puesto muy diferente del que generalmente se le atribuía.

Finalmente se retiró en compañía de su marido a Santa Cruz de Tenerife en 1918, donde ya había residido tres años a principios de siglo, en búsqueda de una vida más sosegada. Allí murió el 12 de abril de 1926.

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