Adelantado a su tiempo, ingeniero civil e inventor español por antonomasia, de fama internacional, estuvo a la altura de Ramón y Cajal, en una época en que las ciencias adelantaban que era una barbaridad, pero que inventen ellos. Quizá fue el más destacado inventor de su tiempo.
Nace el 28 de diciembre de 1852 en una localidad de la Montaña santanderina, Santa Cruz de Iguña, Molledo, en el seno de una familia acomodada.
Estudia el bachillerato en Bilbao y París. Cursa los mismos estudios que su padre, ingeniería de caminos. Ejerce su profesión en el ámbito ferroviario, y se recluye en el valle de Iguña “para dedicarse a pensar en sus cosas”. Su fortuna le permitió vivir sin necesidad de ejercer su carrera. Su primer invento fue el transbordador (o teleférico o funicular), aunque se construyese 20 años después. Pasó a interesarse por la automática y las máquinas de calcular y la aeronáutica. Presenta en la Academia de Ciencias en 1893 su Memoria sobre las máquinas algebraicas, así como otras dos memorias en la Academia de Ciencias de París. Tras su reconocimiento, recibió honores y ayuda del gobierno.
Inventor de gran originalidad y capacidad creativa, sus intereses fueron muy variados. Mencionamos sus aportaciones más características.
En el campo de la máquinas de calcular o computadores analógicos, que llamó máquinas algebraicas, por las que se interesó en el periodo 1890-1910, inventó una calculadora que resolvía la ecuación x2-px+q=0, y otra sobre ecuaciones diferenciales de primer orden.
En el terreno de la automática, sienta las bases teóricas y prácticas del automatismo con su publicación de 1914 Ensayos sobre automática. Utiliza por primera vez las aplicaciones electromecánicas en su diseño del telekino o “autómata que ejecuta órdenes que le son enviadas por medio de la telegrafía sin hilos”, el primer aparato de radio-dirección o teledirección con mando a distancia inventado jamás, basado en las ondas hertzianas. Diseñó dos ajedrecistas muy sofisticados, en 1912 y 1920, y el aritmómetro electromecánico, una verdadera computadora digital.
En aeronáutica inventó el dirigible semirrígido hinchable, en el que trabajó desde 1902 y terminó construyendo en París. Utilizado en la Gran Guerra por los ejércitos francés e inglés, alcanzaba una velocidad de 80 km/h. Anteriormente, los dirigibles eran o rígidos tipo Zeppelín, o el flexible de Santos-Dumont y del general Meusnier.
La fama de Torres Quevedo se debe sobre todo a sus inventos en el campo de los transbordadores, funiculares y teleféricos, pues el Spanish Niagara areocar de las cataratas del mismo nombre, inaugurado en 1916, sigue funcionando todavía. Ideó un sistema para que la barquilla del aparato era muy segura. Aprovechó su experiencia con el transbordador que había diseñado anteriormente en el monte Ulía de San Sebastián.
Sus inventos y patentes fueron variados y numerosos. Destacar por ejemplo el barco portadirigibles que llamó buque campamento, primer navío diseñado para transportar aeronaves.
También se interesó por la terminología científica. Leonardo Torres Quevedo hizo honor a su nombre de pila más que a su segundo apellido.
(Servicio de Información Bibliográfica)
Nace
Finaliza sus estudios de ingeniería de caminos
Se instala en Madrid
Memoria sobre las máquinas algebraicas en la Academia de Ciencias
Laboratorio de Mecánica Aplicada / Automática
Dirigible semirrígido
Patenta el telekino
Transbordador del monte Ulía, San Sebastián
Presidente de la Real academia de Ciencias
Primer autómata ajedrecista
Ensayo sobre automática
Se inaugura el transbordador sobre el Niágara
Doctor honoris causa por la Sorbona
Segundo autómata ajedrecista
Muere